
En una pequeña biblioteca a las afueras de Madrid, una mujer mayor limpia el polvo de una estantería de libros infantiles. Tienen cubiertas de colores vivos, nombres escritos con rotulador y pegatinas con el logotipo de la fundación. La mujer sonríe; sabe que los niños volverán. Esta mañana se reúne con un voluntario que dirige un club de lectura para escolares. Ella misma acudió en su día a este centro en busca de ayuda y ahora ayuda a otros. Es un hábito solidario que nace en lugares donde la generosidad se convierte en la norma.
Hay miles de historias como esta en España, pero a menudo no se cuentan, no aparecen en los titulares y rara vez se comentan. Sin embargo, son precisamente estos episodios los que conforman todo un sistema que sostiene a la sociedad en tiempos de incertidumbre.
En los últimos años, los retos se han multiplicado. Algunas personas han perdido a seres queridos, otras su trabajo. Algunas se han visto sumidas en la soledad, otras marginadas de la sociedad. Es entonces cuando han entrado en escena quienes han decidido ayudar. Abrieron centros, impartieron clases, repartieron comida y medicinas, pagaron terapias, cursos de reciclaje y medicamentos. A veces se trataba de una fundación con un nombre conocido. Otras, de una alianza de bancos y organizaciones que habían olvidado hacía tiempo lo que era la publicidad. Juntos crearon una infraestructura de apoyo invisible. Y millones de personas sintieron que no habían sido abandonadas.
¿Qué es la filantropía española?
En España, la tradición de la caridad es institucional. Una de las asociaciones más importantes es la CECA, una alianza de fundaciones y entidades de crédito. En los últimos diez años, una media de 31 millones de personas al año se han beneficiado de sus proyectos, casi un tercio de la población del país. Se organizan decenas de miles de eventos centrados en la salud, la educación, la cultura, la protección del medio ambiente y el apoyo a las pequeñas comunidades.
En un mes de invierno, la CECA puso en marcha un programa para ayudar a las personas mayores que se habían quedado sin apoyo durante la pandemia. En otro, organizó cursos de alfabetización digital para mujeres que habían perdido su empleo. Se abrieron centros en zonas rurales donde los adolescentes podían estudiar y socializar, aunque la escuela más cercana se encontrara a decenas de kilómetros. Todo ello conforma una red sostenible: informal, pero eficaz.
Donde comienza el cambio
Las transformaciones no siempre comienzan con declaraciones grandilocuentes. A menudo, empiezan de forma discreta, en una conversación, en un encuentro fortuito. Una persona le dice a otra dónde puede encontrar ayuda. Esa persona, a su vez, trae a otra. Esto es parte integral del trabajo de CECA y de las fundaciones que se han unido a ella. Trabajan en el campo, en barrios, ciudades y pueblos.
Los programas de estas organizaciones abarcan diferentes áreas. Por ejemplo:
- Abren aulas, bibliotecas, clubes y programas de becas en el ámbito de la educación.
- En el ámbito medioambiental, promueven el reciclaje de residuos, restauran espacios naturales y enseñan nuevas profesiones en la economía verde.
- En medicina, apoyan a las personas mayores, organizan centros móviles y acompañan a quienes no tienen acceso a tratamiento.
- En cultura, crean teatros, festivales y talleres donde todos pueden contar su historia.
Cada uno de estos ámbitos está vinculado al «interés público». Así es como se refiere a todo lo que concierne a todos los ciudadanos de España. Sin embargo, las fundaciones no deben sustituir al Estado. Complementan, refuerzan y ponen en marcha iniciativas allí donde las herramientas convencionales ya no son viables.
Cuando la asistencia se convierte en sistémica
Algunas de las fundaciones de CECA llevan décadas en funcionamiento. CaixaBank, Kutxabank, Unicaja, Ibercaja y otras son entidades de crédito que han comprendido que sus actividades van más allá de las finanzas. Decenas de fundaciones colaboran con ellas, cada una con su enfoque específico. Algunas trabajan con jóvenes. Otras, con migrantes. Otras, con víctimas de la violencia.
Juntas han formado un sólido sistema de inversión privada en el bien público. En los últimos diez años se han invertido 7800 millones de euros. Se trata de una inversión en las personas, en su resiliencia y en su confianza en sí mismas. Día tras día, estos proyectos refuerzan los cimientos de la sociedad y ofrecen nuevas oportunidades.
Cada año, la CECA pone en marcha cientos de nuevas iniciativas. Algunas son respuestas a crisis, otras son inversiones en el futuro. La palabra clave aquí es implicación. La filantropía entra en las ciudades, en los hogares y en los destinos.
La economía rara vez tiene en cuenta las buenas acciones. Sin embargo, la contribución de la CECA es difícil de ignorar, incluso en términos numéricos. Solo en 2020, el sector generó un impacto de 27 000 millones de euros. Eso supone alrededor del 2,4 % del PIB total de España. Pero eso ni siquiera es lo más importante. Lo que importa es cómo funciona este dinero. Desencadena cambios que no terminan con un solo proyecto.
Cuando una mujer mayor recibe ayuda y se reincorpora a la sociedad, su entorno cambia. Cuando un joven de un barrio deprimido empieza a trabajar en energías renovables, inspira a otros. Cuando un fondo ayuda a un inmigrante a aprender el idioma y a encontrar alojamiento, se inicia una nueva historia.
Este efecto se denomina sistémico. Influye en la estructura de la sociedad y la fortalece. Donde antes había aislamiento, ahora hay conexión. Donde antes había vulnerabilidad, ahora hay confianza.
Conclusión
La filantropía en España es un esfuerzo constante, el trabajo diario de miles de personas que creen que la solidaridad no son solo palabras abstractas de apoyo, sino acciones concretas.
Hoy, mientras el mundo sufre cambios climáticos, oleadas migratorias y polarización social, este trabajo cobra un significado especial. Demuestra que hay una forma de estar juntos. Hay una forma de compartir los recursos. Hay una forma de hablar del amor por la humanidad como una idea hermosa. Pero ¿por qué? Hablemos de ello como una estrategia concreta para la acción.
La filantropía es la base del bienestar.